domingo

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El sol muy fuerte le obligaba a entornar los ojos; recordaba su sueño, recordaba cómo hacía un año, el mismo día y la misma hora, estaba sentada con él en aquel banco y cómo ahora, estaba sentada con él en aquel banco y cómo ahora, su bolso negro estaba junto a ella en el banco. Esta vez él no estaba a su lado, pero mentalmente Margarita Nikoláyevna hablaba con él: "Si estás deportado, ¿por qué no haces saber de ti? Los otros lo hacen. ¿Es que ya no me quieres? No sé por qué, pero no lo creo. Entonces, o estás deportado o te has muerto. Si es asó, te pido que me dejes, que me des la libertad para vivir, para respirar este aire". Y ella misma contestaba por él: "Eres libre... ¿Acaso te retengo?". Ella replicaba: "Eso no es una respuesta. Vete de mi memoria, sólo entonces seré libre...".


Tienes razón, Margarita, 
pero yo, 
yo siempre seré Fausto.

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Ellos.

Bang, bang, u're dead.